En una situación
de debacle económica, inestabilidad para la población,
tasa de desempleo extremo, salarios carcomidos que envidian el
mileurismo, la insuficiente ayuda a los desempleados de larga
duración en la cuerda floja, aumento de la carestía de
vida, empeoramiento de las condiciones de trabajo, rescates a
entidades financieras desde el Estado, merma de servicios públicos...
Todo son razones para ello.
Aunque se nos diga que es
una huelga injustificada porque los dirigentes del Estado no tienen
la culpa de esta situación, este gobierno o los anteriores.
Aunque nos digan que no fueron ellos los que legislaron y le dieron
un soporte legal a la burbuja inmobiliaria. Aunque nos digan que una
buena parte de la deuda no se ha contraído por la corrupción
sistemática ligada a las administraciones. Aunque nos digan
que ellos no hicieron la vista gorda con el fraude fiscal de las
grandes empresas, que acumulan la mayor parte de la deuda. Aunque nos
digan que no son los salvavidas de la banca los que han sacado
recortando nuestros servicios públicos, que pagamos con
nuestros impuestos. Aunque nos digan que es mentira que llevaron a
cabo dos reformas laborales que permiten a las empresas despedir
prácticamente gratis a sus empleados o modificar su contrato a
capricho.
Aunque digan todas las
mentiras a las que están acostumbrados, son todo razones para
ir a la huelga. No por los sindicatos mayoritarios, ni por la
oposición. Por todos los de a ras de suelo, los que realmente
estamos sufriendo esta crisis fraudulenta. Los parados de más
de cuarenta y cinco años, los jóvenes desempleados, los
de larga duración, los que están explotados en el
trabajo, los que no sabemos cómo tendremos que vendernos para
pagar la carrera, los que están explotados bajo cuerda y a
destajo, subempleados, sin seguro y en negro, los estudiantes que
queremos una educación de calidad, los empleados del servicio
sanitario, para poder brindar una salud pública que nosotros
costeamos, los autónomos de toda clase, tiendas de
alimentación, talleres, los empleados de servicio de
transporte. Todos. Contra un sistema que es corrupto, desde su ley
electoral hasta sus tres niveles de organización territorial.
Por atajar la pobreza que
nos aborda, por una remodelación de nuestra economía,
por dar vida al sector productivo e industrial, por dar aliento a un
mundo rural que agoniza, por poder tener en nuestras manos la semilla
de nuestro futuro, sin el dominio despótico de las fuerzas
financieras y unas leyes que les abalen y les permitan saquearnos
impunemente.
Por todo ello y todo lo
demás,
¡TODOS A LA HUELGA
GENERAL!
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